La violencia juvenil se ha convertido en un problema que genera fuerte alarma social. Su raíz procede de distintas causas: la situación económica familiar y social; la falta de posibilidades laborales dignas; el abandono de los adultos responsables del ejercicio de la parentalidad (madres apesadumbradas y padres desertores o ausentes); el inadecuado sistema educacional, las tensiones de una sociedad competitiva (acumuladora de bienes materiales y carente de valores humanistas); niños incapaces de controlar sus impulsos, medios de comunicación que no promueven valores adecuados que hagan posible la convivencia.
Esta es una sociedad donde reina la anomia (ausencia de valores sociales que guíen las conductas de las personas), se trata de un gravísimo estado de desintegración cultural, que surge cuando las necesidades vitales -tanto físicas como emocionales- no se satisfacen y las personas se frustran progresivamente, para acabar siendo individuos que viven en una situación global de intolerancia y desinterés total por la convivencia. La violencia se “siembra” en los primeros años de la vida en el seno del hogar y la escuela, después en la adolescencia, el medio social estimula la incompatibilidad entre aspiraciones y oportunidades reales de los jóvenes, y la violencia “crece” activada por “valores” culturales que glorifican las soluciones agresivas de los conflictos entre las personas.
Bibliografía:
www.lanacion.cl
Alumnas:
- Pamela Herrera
- Rubi Garcés
- Rubi Garcés
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