En 1915, el consejo municipal de San Diego le contrató para combatir una prolongada sequía. Tras construir un torre de la que liberó su fórmula secreta, el 5 de enero de 1916 empezó a llover, lo hizo durante 17 días, parecía un nuevo diluvio, con más de 1 metro cúbico de precipitaciones acumuladas.
Murieron decenas de personas, los ríos se desbordaron, las calles se inundaron, los puestes colapsaron, 2 presas cayeron por la presión de agua y no le pagaron, es más, lo llevaron a tribunales, por daños y perjuicios. Al final la sentencia dictaminó que la lluvia fue un "acto de Dios".
Aunque no recibió ni un dolar por eso, Hatfield se volvió famoso no solo en el pais, sino fuera de él.
El gobierno Italiano lo invitó a Nápoles para luchar contra la sequía en 1922 y, años más tarde, el de Honduras para combatir un gran incendio.
¡Qué Locura!
Charles Hatfield
Sebastian Velarde
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