viernes, 24 de septiembre de 2010

El Feudalismo

A partir del siglo X surgió en la Europa medieval un régimen social y político llamado feudalismo, basado en una escala social en la que los nobles vasallos de la nobleza.Este fenómeno fue afirmándose desde la muerte de Carlomagno, en el año 814, cuando la unidad del Imperio Carolingio comenzó a debilitarse debido a la división en distintos reinos, gobernados por sus descendientes: su nieto Luis quedó a cargo de la Francia oriental ; Carlos, hermano de Luis, asumió el poder sobre la Francia occidental, y un tercer nieto, Lotario, heredó los Países Bajos, Alsacia, Suiza e Italia.

Al debilitarse la autoridad de los descendientes del emperador, creció la responsabilidad de los señores feudales o nobles, quienes se ocuparon de la defensa de los dominios imperiales. A medida que estos adquirían más facultades, iban afianzando su control sobre las tierras cuya vigilancia se les había confiado.Gradualmente, se fueron convirtiendo en una suerte de propietarios de los feudos a su cargo y comenzaron a explotarlos económicamente.

Posesiones y poder

La sociedad feudal, dividida de acuerdo con sus tareas y posesiones, se conformaba por la nobleza, el clero y los campesinos. La nobleza estaba jerarquizada, según su poderío, en duques, marqueses, condes, vizcondes, barones, castellanos y caballeros. El clero estaba formado por personas pertenecientes a al Iglesia, muchas de las cuales eran nobles, que se convirtieron en señores a cargo de feudos eclesiásticos. Los campesinos integrantes de estos feudos recibían mejores tratos. Muchos eligieron pertenecer a ellos, con lo que la Iglesia extendió ampliamente su poder territorial: más de un tercio de las tierras feudales pasaron a formar parte de los dominios de la Iglesia.

Los campesinos también eran llamados villanos por agruparse en villas o aldeas. Se dividían en campesinos libres y siervos. Los primeros eran vasallos voluntarios, podían cambiar de feudo y no necesitaban autorización para casarse ni para nombrar herederos a sus hijos. Debían pagar tributos en especias y trabajo, mediante un sistema por el cual tenían que trabajar las tierras del señor durante tres días por semana sin recibir remuneración. Los siervos no tenían ninguna libertad. Eran comprados y vendidos con las tierras. Sus únicos derechos consistían en permanecer con su familia una vez autorizados a contraer matrimonio, y conservar la vivienda y el campo que trabajaban.


Jhonasi Rebaza & Marysol G. Naveda

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